Imagina un día cualquiera en la vida de Carles Puyol hace diez años: el césped del Camp Nou bajo sus botas, el brazalete de capitán en el brazo, el rugido de miles de culés gritando su nombre. Era el guerrero de pelo salvaje, el corazón del Barcelona, un hombre que vivía para el fútbol. Ahora, en abril de 2025, ese Puyol ya no existe. O mejor dicho, ha mutado en algo completamente diferente: un empresario astuto, un padre devoto y un tipo que ha decidido cambiar el balón por el ladrillo y las criptomonedas. Pero, ¿qué está tramando exactamente este icono del fútbol? ¿Y por qué, cada vez que un micrófono se le acerca, parece esquivarlo como si fuera un delantero rival en el área? Vamos a meternos en su mundo, un lugar donde los proyectos nuevos brillan y la vida ha dado un giro radical.
De las botas al metaverso: los proyectos que lo tienen ocupado
Si alguien te dice que Carles Puyol está tranquilo, disfrutando de una jubilación plácida en algún pueblo catalán, no le creas. Este hombre no sabe quedarse quieto. Desde que colgó las botas en 2014, ha estado tejiendo una red de negocios que hoy lo tienen más ocupado que nunca. Uno de sus grandes protagonistas es The Olyverse, un proyecto que suena a ciencia ficción pero que es muy real. ¿De qué va? Imagina un universo digital donde los fans del fútbol pueden “vivir” cerca de sus ídolos, coleccionar NFT (esos tokens digitales que están revolucionando el mundo) y hasta interactuar en un metaverso deportivo. Puyol, junto a socios como Carlos Grenoir e Iván de la Peña, lanzó esta locura en 2022, pero en 2025 está alcanzando otro nivel. No es solo una red social para fanáticos; es un negocio que mezcla tecnología, pasión y, claro, dinero.
Pero eso no es todo. Si The Olyverse es su apuesta futurista, Massivert SL es su jugada más terrenal. Esta empresa, que fundó hace años con el abogado Ramón Sostres, ha dado un volantazo brutal. Antes era un vehículo para sus aventuras empresariales variadas, pero desde 2023 se ha convertido en su puerta al mundo inmobiliario. Puyol invirtió 8,5 millones de euros para ampliar el capital de Massivert y redirigirla hacia la compraventa y explotación de propiedades. ¿Te imaginas a Puyol negociando con agentes inmobiliarios en lugar de marcando a Cristiano Ronaldo? Pues así es. Tiene una masía espectacular en la Costa Brava, cerca de Calella de Palafrugell, que compró con su pareja, Vanesa Lorenzo, y que alquilaron tras el confinamiento. Ahora, parece que no se conforma con una sola propiedad: quiere un imperio de ladrillo.
Y no olvidemos su faceta como embajador. Aunque rechazó volver al Barcelona como director deportivo —una oferta que muchos habrían aceptado sin pestañear—, sigue siendo la cara de LaLiga en el mundo. Viaja, promociona el fútbol español, da charlas. En 2021, por ejemplo, estuvo en Perú grabando un spot para Scotiabank Fútbol Club, un proyecto que usa el deporte para cambiar comunidades. Puyol no solo presta su imagen; se involucra. Es como si, lejos del césped, hubiera encontrado otra forma de liderar.
Un cambio de vida que empezó en Andorra
Hablar de los proyectos de Puyol sin mencionar su mudanza a Andorra es como contar la historia del Barça sin nombrar a Messi: imposible. En enero de 2022, él y Vanesa Lorenzo, su pareja desde hace más de una década, empacaron sus cosas, agarraron a sus hijas Manuela y María, y se fueron al principado. ¿Por qué? Oficialmente, por “motivos empresariales”. Andorra, con su aire limpio, sus montañas y, sí, sus ventajas fiscales, se convirtió en su nuevo hogar. Pero no fue un capricho repentino. Puyol llevaba tiempo hablando de un cambio, de dejar atrás el bullicio de Barcelona por algo más tranquilo, más suyo.
El cambio no fue solo geográfico. Antes vivía en el centro de Barcelona, con una casa en las afueras donde cultivaban un huerto. Los veranos los pasaban en Ibiza, entre yates y planes familiares. Ahora, en Andorra, la vida es más íntima. Vanesa, que dejó las pasarelas hace años, sigue con sus proyectos de yoga y bienestar —hasta tiene un libro al respecto—, y juntos han creado una rutina que mezcla negocios, familia y un toque de aislamiento. Sus hijas van al colegio, ellos trabajan desde casa o viajan cuando toca, y el ritmo es otro. “Es como si hubieran construido un pequeño reino propio”, dice alguien cercano a la pareja. Y en ese reino, Puyol ya no es el capitán del Barça; es el rey de sus propias decisiones.
¿Por qué no habla con los periodistas?
Aquí viene el misterio que tiene a todos intrigados: ¿por qué Puyol y Vanesa esquivan a la prensa como si fueran espías en una película de acción? No es que sean ermitaños —él sigue apareciendo en eventos de LaLiga, ella comparte fotos en Instagram—, pero cuando se trata de abrir el corazón o contar detalles de sus proyectos, el silencio es su respuesta favorita. Y hay razones para eso.
Primero, está el pasado. Puyol, como símbolo del Barcelona y de Catalunya, siempre estuvo bajo el foco. Cada gesto suyo se analizaba: que si besó el brazalete con la senyera, que si no se mojó lo suficiente con el independentismo, que si puso nombres castellanos a sus hijas (¡escándalo!). En 2016, un vídeo donde decía “Soy español, soy Carles Puyol” desató una tormenta entre los más radicales. Vanesa también recibió palos por decir que en casa hablan catalán y castellano por igual. Todo eso dejó cicatrices. “Están hartos de que sus palabras se saquen de contexto”, asegura alguien de su entorno. Y con razón: cada entrevista era una mina que podía explotar.
Segundo, la privacidad. Con dos niñas pequeñas, Manuela (nacida en 2014) y María (en 2016), la pareja ha puesto un muro entre su vida personal y el mundo exterior. Mudarse a Andorra fue también una forma de blindarse. Allí, lejos de los paparazzi y las tertulias, pueden ser simplemente Carles y Vanesa, no “el exfutbolista” y “la modelo”. Cuando Vanitatis intentó contactarlos en 2023 para hablar de Massivert, no hubo respuesta. Silencio total.
Y tercero, estrategia. Puyol no es de los que grita sus planes desde los tejados. Prefiere trabajar en las sombras y que los resultados hablen por él. The Olyverse no necesita que dé una rueda de prensa cada semana; crece con el boca a boca y la curiosidad de los fans. Massivert, con sus millones, tampoco requiere titulares. Es un hombre de acción, no de palabras. Como cuando era jugador: dejaba que su garra en el campo dijera todo.
Un Puyol nuevo, pero con la misma esencia
A sus 47 años, Carles Puyol no es el mismo全局
mismo que conocimos. Pero hay algo que no ha cambiado: esa intensidad que lo hacía único. Antes la ponía en cada tackle, en cada salto; ahora, en cada proyecto, en cada decisión. Su vida ha dado un giro de 180 grados: del Camp Nou a las montañas de Andorra, del fútbol al metaverso y los edificios. Y aunque no hable mucho, su silencio no es vacío; es un mensaje. Dice: “Estoy aquí, trabajando, viviendo a mi manera. No necesito explicarlo”.
Mientras los periodistas seguimos esperando esa gran entrevista que quizá nunca llegue, Puyol sigue adelante. Construyendo, invirtiendo, soñando. Porque si algo nos enseñó en el campo, es que no se rinde. Nunca.
Enlace a la fuente principal: El Mundo